DOGMAS MARIANOS
EL
DOGMA DE LA MATERNIDAD DIVINA
Se refiere a que la
Virgen María es verdadera Madre de Dios. Fue solemnemente definido por el
Concilio de Éfeso (año 431). Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios
universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.
Este dogma enseña
que María es verdadera madre de Dios porque engendró al Hijo de Dios, la
segunda persona de la Trinidad, la Persona del Verbo.
Este Verbo se hizo
hombre por medio de María asumiendo la naturaleza humana, engendrada milagrosa
y virginalmente por ella, por obra del Espíritu Santo. Por eso María es
verdaderamente su Madre.
"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo
nombre será Emanuel" Se llama a esta prerrogativa la virginidad perpetua
de María. Este dogma incluye la virginidad de María antes de la concepción del
Hijo de Dios, en su concepción, en su nacimiento y después de éste.
María permaneció virgen en el momento de la concepción del
Verbo, porque fue hecha Madre de Dios por obra del Espíritu Santo, sin
intervención de varón. Fue virgen en el parto, porque el nacimiento del Hijo de
Dios no quebrantó, más bien consagró su virginidad.
EL
DOGMA DE LA ASUNCIÓN
Pío XII definió el dogma en 1950, en la Bula Munificentissimus
Deus. No queda definido si la Virgen murió o no. Sólo que su cuerpo no quedó
sometido a la corrupción del sepulcro, y que ha sido ya glorificado.
La profecía contenida en Génesis 3, 15 insinúa esta verdad al
anunciar la victoria de la mujer y de su Hijo sobre el pecado y sobre la
muerte. Lo mismo parece desprenderse del Cap. 12 del Apocalipsis.
Significa este dogma dos cosas: que María
fue concebida limpia de pecado original y que desde el primer instante de su
concepción estuvo adornada de la gracia de Dios. Su inmunidad del pecado
original se le otorgó en virtud de los méritos futuros de su Hijo Redentor.
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